La
alteración de las funciones del riñón se produce de forma brusca. Las
manifestaciones clínicas más habituales son las relacionadas con las 3
funciones principales, es decir, la función depurativa, la regulación del
volumen de líquidos y la regulación de la composición de iones.
Por tanto, lo más
habitual es orinar poco o incluso dejar de orinar y por tanto habrá retención
de líquidos con aparición de edemas y en los análisis se objetivará un aumento
de la Urea y Creatinina, así como una alteración en la composición de iones. En
algunas ocasiones estas alteraciones pueden llegar a ser graves y necesitan
tratamiento inmediato, incluso diálisis.
Insuficiencia
renal crónica (IRC):
Los riñones son
“órganos diana” de muchas enfermedades y de hecho los Nefrólogos solemos llegar
a diagnosticar enfermedades que han podido pasar desapercibidas hasta entonces,
a partir de profundizar en la causa de una Insuficiencia renal. A día de hoy,
las causas que destacan como más frecuentes desencadenantes de IRC son la HTA y
la Diabetes Mellitus, de forma que si no se controlan adecuadamente, pueden
lesionar los riñones. Otras enfermedades son: enfermedades de la inmunidad
(nefritis), las infecciones crónicas de los riñones (pielonefritis), los
cálculos renales y enfermedades congénitas de los riñones y vías urinarias.
Si por algo se
caracteriza la Insuficiencia Renal Crónica (IRC), es por su falta de
síntomas hasta que las alteraciones
llegan a estadios muy avanzados, donde las acciones que se pueden llevar a cabo
para retrasar lo máximo posible su avance, se ven mucho más limitadas que si se
realizara un diagnóstico precoz de la enfermedad. Incluso en fases muy
avanzadas, la implantación lenta y progresiva de las alteraciones conlleva una
adaptación del organismo a los cambios producidos y por tanto una falta de
manifestaciones percibidas por el paciente.
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